martes, 18 de junio de 2013

ANÁLISIS: Casa Goetsch-Winckler



Frank Lloyd Wright nace en 1867 y muere en 1959 con el reconocimiento de máximo exponente de la arquitectura norteamericana. El gusto por las formas abstractas y el análisis social le hicieron innovador. Una de las maneras en las que se define su arquitectura es la búsqueda de las raíces americanas y la simplicidad, pero junto a la funcionalidad, comodidad y confort. El ideal constructivo de Wright no se queda en el racionalismo funcionalista de los anteriores arquitectos y prefiere indagar en la relación del edificio con el medio que le rodea. Él mismo lo acuñó con el término de “arquitectura orgánica”, porque en cierto sentido trata al edificio como algo vivo que se armoniza con el hombre y con la naturaleza. Una de sus grandes preocupaciones era la arquitectura doméstica, por lo que trabajó y experimentó con la sencillez de los materiales, usando piedra, madera, ladrillo, barro cocido, y una arquitectura integrada y relacionada con la naturaleza.
Piensa que el arquitecto debe comprometerse y contribuir a hacer la vida más agradable a la mayor parte de la sociedad y para dar respuesta al problema de la recesión económica del momento en Estados Unidos, Wright diseña casas pequeñas, al aire libre, de precio moderado, a las que denomina “Casas Usonianas”, pensadas para el Usonian, el típico habitante americano (USA). Se trata de una arquitectura de materiales más baratos, sencillos; capaz de contribuir a la transformación social.
Estas viviendas tienen plantas a menudo en L que conservan las plantas libres de las “casas de la pradera” diseñadas anteriormente por él, pero pierden los aspectos formales, con menos ornamentos y empleo de materiales naturales. La experimentación con las diferentes formas lo llevará a diseñar un mobiliario integrado y también piezas independientes, ya que considera que sus espacios "distintos" requieren formas distintas. Los colores, la luz y la sombra caracterizan sus edificaciones; estos recursos le permitieron obtener espacios íntimos vinculados a la iluminación y también concebir sus conocidos vitrales que generan ambientes de peculiar estilo.
Los principios que definirán su estilo son:
1.- Simplicidad y eliminación de lo superfluo, pero le desagrada la simetría estática y prefiere las irregularidades dinámicas de la naturaleza. Juega con los elementos geométricos rectangulares en las composiciones de planos verticales y horizontales de sus viviendas, pero a la vez es capaz de experimentar con los círculos y las espirales.
2.- A cada cliente su estilo de vida y su estilo de casa.
3.- La naturaleza, la topografía y la arquitectura deben integrarse armónicamente.
4.- Los materiales deben ser naturales.

La Casa Goetsch-Winckler fue diseñada por Frank Lloyd Wright entre los años 1938 y 1939 y está ubicada en el East Lansing, Michigan. Es una de las casas usonianas más tempranas de Wright y formó parte del proyecto de un conjunto habitacional para profesores de la Universidad, que no llegó a completarse, puesto que sólo la casa de Alma Goetsch y Katherine Winckler se llegó a construir en 1940, de las siete que estaban previstas. La casa fue estudiada especialmente para estimular una existencia más simple y, al mismo tiempo, más hermosa. Esta casa no se corresponde con el esquema en L que Wright proyectara para otras viviendas usonianas, sino que el esquema que sigue es lineal (Usoniana lineal), y se diferencia de las otras en que ésta opera como límite entre dos zonas del jardín claramente diferenciadas: el prado horizontal rodeado de árboles y la pendiente sur. Su horizontalidad y el muro de la entrada que marca su eje longitudinal hacen que el visitante pueda percibir la bienvenida de la casa. Todos los espacios, el garaje abierto, la sala de estar, el comedor, la cocina y los dormitorios, de forma rectangular, se deslizan uno delante del otro. El salón ocupa la mayor parte de la casa, con una chimenea en un extremo, frente a un espacio de trabajo. En el extremo opuesto, dos habitaciones, separadas por un cuarto de baño, se abren a una terraza. El espacio de trabajo ejemplifica el interior usoniano con sus ventanas de claraboya que complementan con un cuerpo entero de marcos de ventanas en la pared adyacente. A pesar de su pequeño tamaño, la casa parece grande debido al gran espacio libre interior y a la incorporación de muebles y estantes empotrados.


Las principales virtudes de este proyecto son las siguientes:
  1. Integración de la vivienda en su entorno. Su baja volumetría, puesto que la vivienda se desarrolla en una sola planta, y la dispersión de los espacios permiten a la vivienda dialogar mejor con el paraje natural que la rodea.
  2. La estructura conforma los espacios. Se realiza la total implicación del acontecimiento estructural en el arquitectónico y viceversa. La estructura y la arquitectura se funden, quedando la ingeniería completamente absorbida por la expresión artística. Los muros constituyen el propio sistema de ventanas que iluminan la vivienda a la vez que definen los espacios interiores. No se trata del sistema tradicional de construir los muros y perforarlos con huecos para que entre la luz.
  3. Funcional y acogedora. La iluminación cenital ayuda a establecer espacios interiores luminosos y acogedores. 

domingo, 16 de junio de 2013

ANÁLISIS: Nagakin Capsule Tower y Viviendas en Runcorn



Los dos edificios, de extensión totalmente diferente, en el plano horizontal las viviendas de Runcorn y en el vertical la Nagakin Tower, tienen en común la utilización de módulos prefabricados. La Nagakin Capsule Tower es la única estructura existente representante del movimiento metabolista japonés y en su época fue un referente de la arquitectura High-Tech, en cuyo marco se desarrolló el proyecto de viviendas en Runcorn. El Metabolismo hacía una analogía biológica, que ponía en crisis la promesa mecanicista que plan­teaba la arquitectura moderna ortodoxa propugnada por Le Corbusier y la arquitectura High Tech implicó una revitalización del Movimiento Moderno, un desarrollo natural de las ideas precedentes pero apoyado en la innovación y la tecnología.

Nagakin Capsule Tower

Es una de las pocas obras que llevaron a la realidad los conceptos de los metabolistas japoneses, grupo de arquitectos encabezados por Kenzo Tange e influidos por las ideas y dibujos de Archigram. El edificio, situado en el barrio de Ginza (Tokio), es una torre de cápsulas de uso mixto, residencial y de oficinas, que fue diseñado en 1971 por el arquitecto japonés Kisho Kurokawa, discípulo avanzado de Tange. El Metabolismo, como una analogía biológica, era una manera de adaptar la arquitectura moderna a una nueva visión de la ciudad como un ser vivo, cambiante y variable a lo largo del tiempo. Plantearon la necesidad de un control del ser humano sobre su propio hábitat, que mediante adiciones o sustituciones debe­ría adaptarse a los deseos o circunstancias requeridas a lo largo del tiempo; insistieron en la importancia del movimiento como uno de los principales motores del diseño, aspirando a crear un espacio con estructuras vivas y modificables que permitiera funciones cambiantes. Nagakin Capsule Tower nace del concepto de la movilidad de las personas, que en Japón llega al 20 % cada año. Kurokawa defiende la idea de la impermanencia, en la que edificios y ciudades son estructuras temporales, que deben parecer tan naturales como sea posible puesto que sólo están allí de forma temporal.

 
 
El edificio se generó a partir de unidades o cápsulas con armazón metálico, ligero y recubierto con paneles de acero galvanizado, acaba­dos con pintura anticorrosiva y asbesto que garantizaba su protección al fuego, pero del que posteriormente se rebeló su peligrosidad. Las cápsulas, expresión de un proceso de prefabricación e industrialización, fueron vistas como la garantía no sólo de una reducción de costes y tiempo, sino también como elementos capaces de cambiar los sistemas constructivos, generando una combinatoria de partes que llevaban intrínsecamente asocia­das los conceptos de flexibilidad, variabilidad y sustitución de componentes. Las cápsulas se oponían a la uniformidad y preten­dían ser polivalentes e individuales.
El es­pacio interior de las cápsulas es reducido, de 2,5 x 4 x 2,5 metros, pero capaz de acoger todas las comodidades domésticas; se fabricaban en una factoría de contenedores, se tras­ladaban hasta el emplazamiento y se ensamblaban al núcleo rígido de una de las dos torres mediante cuatro remaches de alta tensión. Las torres, una de 11 pisos y la otra de 13, están interconectadas y tienen una estructura reforzada de hormigón y acero, que incluía el hueco del ascensor y el espacio de tuberías, proporcionando el equipamiento e instalaciones que recibirían las cápsulas, las cuales se pueden conectar y combinar para crear espacios más grandes. Hay ocho tipos de cápsulas en total. En total, 140 módulos prefabricados que son independientes, y, en teoría, fácilmente sustituibles sin afectar a las adyacentes. Sin embargo, la intercambiabilidad de las cápsulas resulta  difícil, ya que su apilamiento da lugar a que el sistema de tuberías se encuentre en pequeños espacios entre las cápsulas, fuera de los ejes, por lo que si se desea cambiar una cápsula se deben desmontar las de la parte superior La cápsula fue concebida para ser habitada por un tipo específico de usuario que tenía que acoplarse a ella. Con el paso del tiempo el usuario cambió y necesitó adaptar la cápsula a sus necesidades, sin que se pudiera cumplir el concepto de flexibilidad y adaptabilidad.
Otro inconveniente es que el eje central de la torre o suelo artificial, carece de áreas comunes para los usuarios. Se consideró como un núcleo cerrado de circulación, en el cual no se permitía el acceso a personas con movilidad reducida, a pesar de que existen desniveles para acceder a cada una de las cápsulas. Formalmente el edificio muestra gran plasticidad y atractivo, un equilibrio logrado por la colocación radial y escalonada de las cápsulas, consiguiendo variadas orientaciones y buena ventilación del conjunto. 


Su mayor problema es el estado de conservación, ya que el edificio ha sobrepasado la vida útil para la que fue concebido. En la actualidad, para convertir la Nagakin Capsule Tower en un edificio funcional de acuerdo a la demanda de los usuarios tendría que producirse un cambio de cápsulas por otras en las que se pudieran realizar múltiples actividades familiares. Con un buen estudio se podría mantener la misma concepción de cápsulas, tal como fueron diseñadas en principio, sin embargo, en la actualidad prima el interés económico. Surgen diversas cuestiones: ¿Por qué tenemos que conservar un edificio? ¿Cuáles son las dificultades de preservación? ¿La demolición es una tragedia o un fenómeno natural para la arquitectura moderna?



Viviendas en Runcorn

El Southgate Estate fue un proyecto de vivienda pública situado en Runcorn New Town (Cheshire , Inglaterra), entre Liverpool y Manchester. La finca, que se terminó en 1977, fue diseñada por el arquitecto británico James Stirling y posteriormente fue demolida entre 1990 y 1992.
La obra surge de la modificación del proyecto previo, cuando se le exigió cambiar la tipología de apartamentos a viviendas unifamiliares con jardín. En esta segunda fase, el resultado fue una extensa construcción de 250 viviendas, con jardín delantero y alturas entre dos o tres plantas, con apariencia totalmente prefabricada, dispuestas en torno a unas plazas interiores ajardinadas conformadas por un sistema cuadriculado de viarios, que en ocasiones incluyen parques infantiles. En una tercera fase, en cambio, las viviendas constan de terraza y los patios pasan a ser jardines comunitarios mucho más recluidos. Las viviendas están construidas con paneles de poliestireno reforzado con vidrio, dispuesto en franjas verticales, creando un contraste cromático. Las fachadas traseras de plástico corrugado están interrumpidas por las instalaciones que ascienden o cruzan las hileras de las casas. En la tercera fase se usó estructuras metálicas de sostén al espacio entre las terrazas contiguas para soportar las instalaciones, las cuales pasan a un segundo plano ubicándose en las cubiertas.


Los bloques de pisos se conectan entre sí por una red de pasarelas elevadas siguiendo la idea de "calles en el cielo", mediante las cuales se separa el acceso peatonal de las vías de acceso vehicular, ubicadas al frente de los bloques en el nivel del suelo. Estos bloques de hormigón prefabricado con paneles de colores fueron formados por tres tipos de viviendas: a nivel de planta baja y primera, viviendas dúplex de 3-5 dormitorios con ocupación para 5-6 personas; en el segundo y tercer nivel, viviendas más pequeñas, para 4-5 personas, también dúplex, situadas en las cubiertas de acceso de peatones elevados, y en la planta cuarta, a la que se accede por núcleo de escalera, se desarrollan áticos en una sola planta. Los frentes de los bloques incluyen estacionamientos de automóviles, junto con una serie de escaleras que dan acceso a las plantas superiores. Las características de diseño más notables en las fachadas de los bloques fueron las grandes ventanas circulares y paneles de plástico, que se referían a los frentes de los dúplex de nivel superior. La parte trasera de los bloques, que generalmente encierra las plazas ajardinadas y también incluye grandes ventanas redondas, tenía jardines privados en la planta baja, junto con balcones en los dúplex de nivel superior y áticos.
 

La inspiración para el diseño de la disposición de la finca eran las plazas georgianas de las ciudades de Bath y Edimburgo, mientras que las grande ventanas redondas estaban diseñadas por James Stirling para reflejar las raíces marítimas de los habitantes previstos de la finca.





viernes, 14 de junio de 2013

ANÁLISIS: Robin Hood Gardens y Walden 7


Estos dos edificios, recogidos, conformados en sí mismos, creando su propio espacio, son ejemplos de vivienda social, de vida en comunidad donde los espacios colectivos adquieren una especial importancia, al tiempo que se preserva la iluminación, aireación y soleamiento manteniendo el contacto con el exterior.

Robin Hood Gardens

Este controvertido edificio diseñado por los arquitectos Alison y Peter Smithson a finales de los 60 y que se terminó en 1972, fue defendido como una reinvención de la vivienda social y se concibió dentro del debate sobre la vivienda colectiva generado por edificios como las Unité d' Habitation de Le Corbusier. El proyecto se llevó a cabo en una zona del este de Londres y la idea consistió en la construcción de un conjunto residencial que ocupa aproximadamente dos hectáreas. La estructura de los edificios está realizada con hierro y recubierta con elementos prefabricados de hormigón armado.
Está formado por dos largos y enormes bloques, uno enfrente del otro, que flanquean una zona verde central obtenida a partir del relleno de los escombros de la obra y en cuya cabeza se sitúa la vía de mayor tráfico. De este modo los edificios ejercen un efecto barrera que protege el gran espacio interior, ya que el terreno donde fueron construidos está expuesto al tráfico por tres de sus laterales. Las fachadas externas dan a las calles de la ciudad y están precedidas por un jardín. Una de las características del proyecto fue el acceso a las viviendas a través de largos y amplios corredores exteriores ubicados en altura, excluyendo rígidamente la circulación de vehículos en toda el área del complejo. Estas “calles en el cielo” son el vínculo que propicia las relaciones sociales vecinales.
Uno de los bloques tiene diez plantas y el otro siete, reuniendo un total de 213 apartamentos que rodean la zona central ajardinada, algunos son de una planta, otros dúplex. En los departamentos los dormitorios y las cocinas-comedor se encuentran hacia el interior verde, alejados del ruido, quedando las pasarelas de acceso y las salas de estar del lado más cercano al ruido de la calle.


Cada tres plantas se abren amplios balcones que fueron diseñados con la idea de que sirvieran para juego de los niños y reuniones vecinales, como calles tradicionales, así como la amplia zona verde, surcada por calles, plazas y espacios comunitarios, protegida del bullicio del exterior, donde se puede realizar vida al aire libre.


Dado que a todas las viviendas se accede por la “calle en el cielo”, todas tienen una planta de acceso en la que aparece un hall de entrada, una cocina y, en las tipologías 1 y 6, una habitación adicional. A las unidades 1, 2 y 3 se accede bajando por las escaleras y a las unidades 4, 5 y 6 subiendo por las escaleras. En la segunda planta, las tipo 1 y 6 tienen un salón y dos habitaciones, mientras que las 2, 3, 4 y 5 tienen el salón y tres habitaciones. A estas tipologías cabe añadir viviendas en planta baja accesibles para los ancianos.




Walden 7

Es un edificio emblemático del área metropolitana de Barcelona. El proyecto nace en 1970 y es obra del grupo multidisciplinar del Taller de Arquitectura, dirigido por Ricardo Bofill. Influidos por Louis Kahn y Moshe Safdie, diseñan una pieza singular y única con el aspecto monumental de icono atemporal que no se relaciona con el entorno, sino que lo transforma y configura a partir del nuevo edificio como nuevo centro.


Su nombre hace referencia a los libros “Walden” de H.D. Thoreau y “Walden 2” de B. F. Skinner en cuanto al desarrollo de nuevas formas de vivir, ya que el Taller quiere reflejar en el edificio una nueva sociedad, una comunidad donde los espacios colectivos adquieren una especial importancia y donde las di­ferentes unidades residenciales admiten todo tipo de unidades familiares, desde estudios para solteros y parejas hasta viviendas que admiten familias en el sentido más clásico. El proyecto de Ciudad en el Espacio presentado por Bofill, que fracasó en Madrid, consiguió materializarse en un solar industrial de la periferia de Barcelona, anteriormente ocupado por una fábrica de cemento.
La aplicación de simetrías en el Walden es constante: un módulo que se triplica, y a partir de movimientos de tras­lación se obtiene una escalera de módulos, de la que, aplicando de nuevo simetrías, resulta un arco que invertido da una U. Si se aplica de nuevo una simetría se obtiene una X o una O, a la que aplicando de nuevo un movimiento de traslación en planta y la simetría, se obtiene una de las torres y uno de los patios de Walden; de este modo se va creando un paisaje interior recreado y ficticio muy conveniente para la vida colectiva.
El Walden está formado por 18 torres que se desplazan de su base formando una curva y contactando con las torres contiguas. La unidad básica espacial tridimensional, el cubo, se agrupa por superposición, yuxtaposición y desplazamiento formando un edificio de 16 plantas de apartamentos en racimo, agrupados alrededor de patios. La sección tipo se consigue aplicando un movimiento de traslación de la unidad básica. Estos desplazamientos conllevan un escalonado que se utiliza como acceso a los distintos módulos. El resultado es un laberinto vertical formado por siete patios interiores que se comunican a todos los niveles mediante circulaciones horizontales y verticales. En cada patio y a diferentes niveles existe un complejo sistema de puentes, balcones y galerías de acceso. El patio central contiene el núcleo de ascensores. De este modo, el edificio es como un barrio que además de extenderse horizontalmente, lo hace verticalmente. La fachada delantera tiene una forma parecida a una gran letra “M”, en cambio en la fachada posterior se distingue una doble "O". Las viviendas, resultantes de la unión de módulos cuadrados de 30 m2, en los que todas las instalaciones pasan por uno de sus lados, tienen distintos tamaños: desde el estudio de un solo módulo, hasta la vivienda de cuatro módulos, situados en planta o en dos niveles. Las ventanas exteriores tienen una peculiar forma semicircular, como si se pretendiera romper las líneas rectas del edificio, y su distribución en las fachadas es irregular aunque mantiene cierta simetría. Esta combinación de líneas rectas y circulares es constante en todo el edificio. También se combinan los colores; el exterior es de un color rojo arcilloso, en el interior se combina este color con un azul intenso, como en las zonas comunes de la planta baja, los pasillos, pasarelas y las paredes de los cuatro principales patios interiores.


Esta organización da lugar a un complejo sistema de ambientes interiores, encerrando espacio pero dejando grandes huecos cenitales y laterales como enormes ventanas al paisaje urbano, de penetración de aire y sol. El edificio, independientemente de sus indiscutibles aportaciones sociológicas y urbanas, de su valiente carácter utópico y experimental y de representar uno de los escasos manifiestos domésticos construidos, constituye a su vez un referente tipológico en cuanto a edificio modular de gran riqueza espacial.


Thoreau escribe y Skinner lo cita, ambos en el final de sus libros: "Tan sólo sale el sol si estamos despiertos”.